Por Jesús Odreman en A Voz Limpia Cuatro

El presente manuscrito es una serie de apuntes
de quien pretendió rescatar las ideas
de los que con gran deleite charlan,
mientras esperan su turno
para avanzar en la cola interminable…
– El tiempo pasa, las cosas suben, y bajan… como en un carrusel de feria, o de un circo no importa si es cierto o falso… Solo importa si eres un precio, porque solo subes.
– Porque en este país no se respeta ni las leyes de Newton.
– Por eso es que es un placer andar en moto. La libertad que experimentas no tiene precio (es como la propaganda de la tarjeta de crédito).
– En esta cola, como me gustaría tomarme un Cubalibre, con hielo, refrescante. Como en la isla, ahora con la apertura, pronto tendrán Resorts norteamericanos, como los de antes de la revolución, con casinos…
– Si, pero si me hago cuba libre aquí, lo hago con Pepsi-Cola…
– Claro, porque-la-Coca-Cola-es-la-bebida-del-imperio-y-para-acabar-con-este, se-la-tomaron-toda».
– No, yo lo hago con Pepsi en honor a los del canal 4. Por cierto, que raro, desde hace tiempo ese canal no dice nada.
– En televisión y en internet se habla más que todo de las guerras. Pero en nuestro país nunca hubo una guerra más famosa que esta guerra de aplicaciones, de páginas web, de Twitter, camarada.
– Pero esta guerra no es nueva. Es como aquella de la que hablaba Jodorowski, recordando su juventud en Chile, cuando comentaba que algunos hechos aunque sorprenden y parecen fantásticos, No lo son, porque transcurren en el ámbito de lo prosaico.
– ¿Y por que Chile, y por qué no en el México de antes?. Evidentemente a nuestro país ahora le toca ser la “oveja negra» de Nuestra América, como en la fábula de Augusto Monterroso, dedicada a los políticos del tradicional bipartidismo mexicano…
– Si, es cierto, somos las ovejas negras de hoy, y estamos haciendo estas colas para que los niños futuros de Nuestra América puedan ejercitarse en el arte de hacer estatuas…
– ¡Hum!, -Serán estatuas más bien sobre Chivos de los Médanos. y como son las cosas aquí, probablemente derriben las estatuas antes de inaugurarlas. Por mi parte haciendo esta cola comprendo lo que debe sentir el ganado cuando va al matadero. Antes yo celebraba toda manifestación contra la condición de ser ganado. Ahora observo con preocupación que cada día nos gusta más hacer colas o ir a las marchas.
– ¿Será eso lo prosaico?
– Todo parece el sueño de un loco. Desvaríos de un preso, de un naufrago muerto de hambre… ¡Qué lamentale que la juventud de hoy siga a ese caudillo!.
– Por el contrario. Las juventudes americanas siempre han seguidos a los caudillos, de otro modo, no se podrían hacer las estatuas.
– «Desdichado el país que necesita héroes». Dice Galileo en una obra de teatro de Bertolt Brecht. En internet hay muchas ovejas auto denominadas «exiliadas» balando esa frase (el exilio es ahora la forma elegante de decir que saliste corriendo después de que pusiste la cagada o te cagaste).
– Sin embargo, tanto a las ovejas “en el exilio como a las locales y las que marchan ¡como les encanta un héroe o un mártir!. (es por la influencia de la religion de las telenovelas. Una vez más, canal 4, ¡gracias!). En twitter he leído que “los libros son para los pobres, que no tienen dinero para ir al cine”. Osea, los ricos tampoco leen. mucha gente repite la frase de Bertold Brecht, sobre los heroes, pero muy poca gente se leyó la obra de teatro completa, menos gente la vio, representada en teatro… Ese muchacho seguro no leyó esa vaina.
– De todos modos, alguien debería llevar un libro a ese muchacho, a ver si lee. Para que pase el tiempo edificando su alma, en vez de perder el tiempo miserablemente, navegando por las redes sociales o mandando tweets desde la cárcel.
– Si le van a llevar libros, recomiendo que le lleven «El Vagabundo de las Estrellas» de Jack London. Un libro metafísico, casi de Ciencia ficción, pero escrito por London hace 100 años. Trata de un hombre al que meten preso, y con todo el tiempo que tiene comienza a meditar hasta que se le sale el alma del cuerpo y se va al espacio. El Vagabundo de las estrellas explica que el espíritu gobierna la carne. Que la prisión no puede detener al alma. Una vez abandonados todos los apegos materiales.
– No creo que a este preso le guste Jack London, porque fue socialista. A menos que de todas maneras le guste por que era norteamericano. Al héroe que estuvo preso hace 15 años si le hubiera gustado leerlo… Y de seguro, le caería bien leer ideas de libertad y socialismo, aunque fueran de un escritor norteamericano.
– ¿Quién sabe qué hubiera ocurrido en nuestro país si aquel héroe hubiera leído «el vagabundo de las estrellas», y hubiese puesto en práctica el viajar por el cosmos con su alma… Tal vez la historia fuese otra. Para mi sería una historia triste.
– Si cuando se está haciendo la cola no se puede vivir del pasado, mucho menos se puede vivir de lo que nunca ocurrió. Es como recordar que antes hubieras querido comer algo que no comiste. Eso, aunque triste, no lo es más que lo que ocurre hoy, por ejemplo aquí, en esta cola. «Aunque tengan que morir miles de Venezolanos». Dicen que dijo la mujer en Twitter, convocando más marchas y más colas. No hay nada más triste que la crónica de una muerte anunciada. La historia de este tiempo se cuenta en páginas web, en Twitter, pero ninguno de estos medios recoge la sangre de los que han caído o de las ovejas que marchan.
– Todo eso que dice en una farsa. Eso es una bola de internet. Esta cola no es una cola de verdad. Vivimos disociados en un mundo imaginario. Somos personajes y de paso de una historia chavacana y prosaica.
– Internet está lleno de verdades y mentiras, como cualquier libro… – Por ejemplo, La Biblia: -Hay lectores de la Biblia que estiman que el Dios judeo-cristiano es responsable de la muerte de millones de seres humanos, eso es verdad si la Biblia es verdadera, o es un mito si son mitos los cuentos de los hechos de Dios de los judeo-cristianos.
– Es como con las historias de aquellas esposas del antiguo testamento: aquella que le dijeron que no volteara, porque se volvería estatua de sal, o la otra, la del esposo muerto, cuyo hermano no terminaba en ella y esto, a los ojos de ese Dios, también era malo. Las del antiguo testamento son las pecadoras, a los ojos de los judeo-cristianos, Ellos dicen que así lo consideraba su Dios.
– Tal vez es que su dios es el mismo dios de los norteamericanos . Dios es el que dice quien tiene derecho de matar, o quien es un asesino. Por ejemplo, en nuestros días, los asesinos, cuando son de derecha «No son terroristas» porque no le parece así a los gringos.
– Si en una reunión en una iglesia le piden a una madre que mande a su hijo a una marcha, Y a éste lo matan ¿Quien es menos asesino?: ¿El francotirador, porque recibe órdenes?, ¿el líder que a su vez recibe órdenes?, ¿el turista que recomienda la formula?, ¿El Cura que presta la iglesia?, ¿ o la madre que manda al hijo, a sabiendas de que pueden pasarle eso?. Tal vez, el mayor asesino es la otra oveja, la que se salva y pare lo cabroncitos que después harán las estatuas.
– Todos los días veo millones de ovejas blancas, con manos blancas, con franelas y banderas negras, pero con puños blancos, marchando como zombies en una pesadilla insomne, diurna… plástica, importada, desfilando contra los otros millones de ovejas rojas, que balan y bailan, que cantan una y otra vez los mismos cantos de guerra, de amenaza, dentro de un sueño transcultural: una Utopía que siempre para el otros es su Distopia… Cada rebaño piensa que marcha la interminable carga contra el otro bando, pero todos tienden a hacer los mismos movimientos concéntricos, agrupándose, aglutinándose. Entonces se dan cuenta de que salieron a marchar, pero terminaron haciendo la cola para conseguir los alimentos racionados. Allí es cuando entran los francotiradores, cuando las ovejas ya no pueden moverse ni mover nada más. Y los francotiradores son los que seleccionan las ovejas que en un futuro serán estatuas. Así terminan todas las ovejas inevitablemente poniendo el sudor, la carne y la sangre, anunciada por sus líderes como condición para abrir o cerrar puertas, para sellar o romper pactos políticos de dirigentes de la democracia – inevitablemente- representativa, porque la democracia participativa queda para los que hacemos las colas, o los que van a las marchas. Pocas veces se ve a los representantes haciendo cola, o marchando. Probablemente temen a los francotiradores.
– Y como en una de esas aplicaciones de teléfonos inteligentes, en la que derribas una oveja y gana un peluche, o ganas una pepsi… El ser que estaba más cerca de terminar la cola cerró los ojos repentinamente y cayó al suelo. A lo lejos retumbaba el eco de un disparo que se iba alejando por paredes y ventanas, como la banda Sonora de un fade a negro que fue apagado todo, como un letargo.

 

Más textos de Jesús Odreman en http://jodreman.blogspot.com.au/