El 21 de Marzo de 2024, A Voz Limpia se reunió para lanzar su octava antología (y décimo quinta publicación) A Voz Limpia Vol. 8, con textos de 24 voces y 9 poemas colectivos. Portada de Ana Armillas e introducción de Daniel Sacchero.

Miro mi dedos suspendidos sobre el teclado, como si no tuvieran tanto por decir de ésta, la octava antología de A Voz Limpia. Una obra puramente cooperativa, de juntar voces que siguen creando, comunicando, construyendo puentes; pese a las piedras esparcidas por el camino.

Este año fue duro, difícil. Hay cierta fatiga de ver las cosas pasando lejos, en la distancia, imparables, incomprensibles, inescrutables. Una interminable guerra en Ucrania, la campaña por la Voz de los pueblos originarios, la guerra en Gaza, la persecución de comunidades indígenas en Jujuy. Todos estos conflictos enfrentándonos día por día, desgastándonos, exigiéndonos atención, tomar partido, recordar a los caídos, a las vidas que ya no serán. Más importante es imaginar un nuevo rumbo, un mejor futuro. En el medio de este cambalache, nosotros, los escritores con las ansias de crear, argumentar, convencer, juntar palabras, significados, historias y memorias. ¡Si fuera tan fácil!

Como nos recuerda Rodra Castro, ahí es donde A Voz Limpia, una vez por mes, se convierte en nuestro refugio, en nuestra casa, un lugar para dar y recibir, para compartir la nostalgia y el desarraigo, para hablar en nuestro idioma, para escuchar y ser escuchados. Un refugio a nuestras ansiedades convertidas en palabras. Un empuje para conllevar nuestras emociones.

De esas noches de música y lecturas, de vinos y cervezas, de abrazos y miradas llega esta octava antología de A Voz Limpia. Hay escritores publicados por primera vez, otros que siguen a través de los años. Hay nueve poemas colectivos, nacidos en esas reuniones, como nueve pájaros volando juntos en bandada. Hay trabajo en equipo y un camino por recorrer.

Quiero agradecer a la comunidad Wurundjeri Woi Wurrung, el pueblo originario del lugar donde nos reunimos y reconocer a sus ancianos y sus líderes, extendiendo este respeto y reconocimiento a todos los pueblos originarios de este continente y de otras partes del mundo.

Quiero agradecer también a los que manejan el Clyde Hotel por su apoyo, a los músicos y artistas que nos acompañaron, al público que vino a escucharnos, a todos los escritores y escritoras que con sus creaciones participan de esta nueva antología, a la incansable Coté y a Eyal que sigue estando a pesar del tiempo y la distancia.

Daniel Sacchero